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5.-NAZARENOS Y PRERRAFAELISTAS

5.-NAZARENOS Y PRERRAFAELISTAS

EL ARTE COMO OFICIO SAGRADO: NAZARENOS Y PRERRAFAELISTAS

Uno de los episodios más curiosos de la nueva estética romántica fue el intento de devolver a la pintura su primitivo sentido religioso, tal y como se creía que se había producido en los antiguos monasterios medievales.

En 1797 se publicó anónimamente en Berlín un folleto con el título de Efusiones del corazón de un monje amante del arte en donde se entiende el arte como sentimentalismo a ultranza, ingenuidad cordial y concepción mística. Esta obra produjo un impacto formidable y tuvo una gran influencia. Y así, pocos años después, en 1809, se formó en Viena la Comunidad de San Lucas, un grupo artístico que trataba de llevar a la práctica ese mismo espíritu artístico cristiano.

Los Nazarenos.-Poco después de su fundación se trasladaron a Roma, donde se instalaron en un monasterio abandonado. Pronto fueron conocidos con el nombre de «Nazarenos», por sus ensoñaciones místico-religiosas.

Característico del grupo fue su condición de comunidad artística fraterna, que, con variaciones, se repetirá en muchos de los posteriores grupos vanguardistas; en general, su espíritu presidirá el modo de relacionarse de los círculos artísticos bohemios, que hallaban en este ambiente de camaradería un modo de resistencia frente al rechazo burgués.

El ideal artístico de los Nazarenos era retornar al arte primitivo de los orígenes del Renacimiento, el de antes de Rafael, tradicionalmente despreciado por considerarse rudo, ingenuo y elemental. Amantes de la pintura decorativa al fresco, donde, además, se podía trabajar en colaboración, estos Nazarenos decoraron algunas estancias de palacios romanos con escenas del Antiguo Testamento o inspiradas en la obra literaria de Ariosto y Tasso, pero también fueron retratistas penetrantes, muy preocupados por captar el alma, la profundidad psicológica de sus modelos.

Los Prerrafaelistas.-Casi medio siglo después, en 1848, otro grupo de artistas fundó en Londres la Hermandad Prerrafaelista, cuya denominación ya indica su voluntad de fijarse también en el arte anterior a Rafael, impugnando el clasicismo tradicional.

A pesar de estas similitudes entre el grupo británico y el germánico de los Nazarenos, hubo entre ellos notables diferencias. También poseían una concepción mística del quehacer artístico, pero sus mentores ideológicos, sus fuentes literarias y su estilo pictórico fueron distintos.

Para entender a este grupo británico, hay que comprender el brutal desarrollo industrial y urbano del Reino Unido desde hacía ya casi un siglo, así como el triunfo social de una ideología burguesa pragmática y positivista, forjada en el comercio, de moral severamente puritana, muy poco espiritual y, desde luego, ajena por completo a las inquietudes artísticas. En este contexto se explica la reacción de aprecio romántico por los ideales caballerescos de la Edad Media, la religiosidad, el sentido poético y la obra artesana.

Desde el punto de vista pictórico, los Prerrafaelistas no fueron homogéneos, pues, entre ellos, hubo desde cultivadores de una especie de hiperrealismo, que podemos calificar de «óptico», ya que su tratamiento del detalle revela la influencia de las modernas lentes de aumento, hasta elegantes y sofisticados simbolistas, que amaban pintar figuras legendarias, de porte estilizado y miradas perdidas, en medio de una atmósfera de cuento de hadas. Citaremos a John Everett Millais (1829-1896) y a Dante Gabriel Rossetti (1828-1882).

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